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Un árbol más alto que los de California, chocolate orgánico y vida sustentable: lo que descubrimos en la Isla do Combu

En el marco del II Encuentro de Periodistas de Turismo en Belém, visitamos la Isla do Combu y vivimos una experiencia que combina selva, cacao, tradición y futuro.

A solo 15 minutos en lancha desde Belém, en pleno corazón del estado de Pará, se encuentra una isla que parece haberse detenido en el tiempo, no por atraso, sino por conciencia. La Isla do Combu, con sus canales de agua dulce, su cacao que madura bajo sombra y su gigantesco árbol samaúma que compite en altura con las secuoyas californianas, ofrece algo más que paisajes: una visión de mundo.

Esta travesía formó parte del II Encuentro Brasileño de Periodistas y Comunicadores de Turismo, organizado por FEBTUR en junio de 2025. Fue una jornada de inmersión profunda donde periodistas de Uruguay, Argentina, Brasil y España conocimos un ejemplo real de turismo biocultural: aquel que respeta, involucra y transforma.


Donde el cacao tiene raíces en la selva

Combu no exporta toneladas ni opera fábricas a gran escala. Lo que hace es mucho más valioso: cultiva cacao como se cultiva una historia, con manos cuidadosas, sin químicos, en convivencia con el bosque.

En la finca de Dona Nena, conocida como la Filha do Combu, las mazorcas se cosechan maduras, se abren a cuchillo, se fermentan al calor tropical y se secan lentamente al sol. El grano se tuesta a baja temperatura, se muele artesanalmente y se transforma en chocolate con identidad amazónica.

En su Casa do Chocolate, los visitantes pueden degustar barras 100 % cacao, brigadeiros, polvo de chocolate y preparaciones que han llegado a las mesas de chefs como Alex Atala y Thiago Castanho. Lo mejor: cada producto conserva la memoria del lugar y el respeto por la selva.

Este circuito de producción —del árbol a la taza— no es solo sabroso: es una herramienta de empoderamiento local, de conservación activa y de economía regenerativa. En Combu, el cacao no se cultiva a pesar del bosque. Se cultiva gracias a él.

Mario, gerente del emprendimiento, explica el proceso del CACAO

Un árbol sagrado que toca el cielo

En medio del recorrido, como si emergiera de la tierra para hablar en voz alta, se alza una samaúma centenaria. Este árbol amazónico, con más de 40 metros de altura, desafía a las famosas secoyas de California no solo por su tamaño, sino por su simbolismo. En la Amazonía, se lo conoce como “la madre de los árboles”, el puente entre la tierra y el cielo.

Sus raíces tabulares, tan anchas como paredes, forman sistemas de almacenamiento hídrico natural. Su sombra regula el microclima. A sus pies crecen helechos, flores silvestres, cacao, y caminan los niños de la isla rumbo a la escuela, navegando primero en lanchas por los canales del río Guamá.


Una vida que navega y se sostiene

La Isla do Combu no tiene calles ni semáforos. El tránsito aquí es fluvial y vital. Las lanchas son escuela, ambulancia, comercio y reunión. Cada día, familias enteras cruzan el río para ir a trabajar o estudiar en Belém, mientras los productores locales transportan cacao, açaí y pescado por las mismas aguas.

El turismo, cuando se lo aborda con respeto, también viaja por esos canales. Gracias a propuestas como la de Vida Caboca Turismo, se han creado rutas de interpretación biocultural que permiten a los visitantes sumarse sin invadir. Aprender sin alterar.

Una de esas experiencias concluye en el Eco Restaurante Saldosa Maloca, donde se cocina con ingredientes amazónicos y saberes ancestrales. Desde platos a base de pescado regional hasta frutas fermentadas y bebidas de origen indígena, cada bocado es un homenaje a la selva.


Turismo biocultural: cuando el futuro se construye desde las raíces

La Isla do Combu es pequeña en superficie, pero enorme en enseñanzas. Representa un modelo posible —y necesario— de desarrollo sostenible: el que se basa en lo que ya existe, lo que se cuida, lo que se comparte.

En tiempos donde la palabra «sostenibilidad» a menudo se diluye en discursos vacíos, esta isla demuestra que es posible vivir de la tierra sin agotarla, saborear sin explotar, recibir turistas sin transformarse en espectáculo.


🌿 Lo que aprendimos en Combu:

  • El cacao puede ser un acto de resistencia y cultura.
  • Un árbol puede conectar generaciones y ecosistemas.
  • El turismo puede ser aliado, no amenaza.
  • La vida sostenible no es utopía: es práctica cotidiana.

📍 Datos útiles para viajeros conscientes

  • Ubicación: Frente a Belém, sobre el río Guamá (estado de Pará, Brasil)
  • Acceso: 15 min en lancha desde el puerto principal
  • Actividades recomendadas:
    – Visita a la Casa do Chocolate da Dona Nena
    – Caminata hasta la samaúma gigante
    – Almuerzo en el Eco Restaurante Saldosa Maloca
    – Rutas bioculturales con Vida Caboca Turismo

«Combu no se visita con la cámara. Se vive con los sentidos. Bajo la copa de su gran árbol, el cacao nos recuerda que el futuro —si es posible— debe oler a bosque y saber a tierra.»

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