La vitamina D es uno de los compuestos esenciales para la absorción y fijación del calcio y el fósforo en los huesos, así como para prevenir la osteoporosis.
Desde hace mucho tiempo, está comprobado que además de ser imprescindible para una buena salud ósea, también es beneficiosa para la salud del organismo en general.
Es que entre otras propiedades, resulta necesaria para el funcionamiento del sistema inmune, interviene en la regulación del estrés y previene la depresión.
Según los resultados de un estudio de epidemiólogos de la Escuela de Salud Pública y Ciencias de la Salud Amherst en la Universidad de Massachusetts, Estados Unidos, esta vitamina en la mujer reduce el riesgo de padecer menopausia temprana (antes de los 45 años).
También se ha demostrado que la falta de vitamina D en el cuerpo aumenta el riesgo de padecer obesidad, enfermedades cardiovasculares y Alzhéimer así como algunos tumores y trastornos autoinmunes como la esclerosis múltiple.
¿Dónde podemos encontrarla?
Se considera que el 90% de esta vitamina la conseguimos al exponernos a los rayos solares, motivo por el que también se la conoce como la vitamina del sol. Sin embargo, a pesar de que esta fuente es abundante y accesible, para todos, la mayoría de las personas tienen déficit de vitamina D. Especialmente las mujeres durante la menopausia: un 64% sufre carencia, y justo en una etapa en la que la falta de estrógenos ya ponen en jaque la salud ósea, la del corazón y se tiene más propensión a la obesidad.
Para evitarlo, se recomienda tomar sol a diario; en invierno hasta 120 minutos solo el rostro, las manos y el cuello. En verano, basta tan solo con 10 minutos exponiendo además los brazos.
La otra forma de que no nos falte es incluir en la dieta alimentos ricos en vitamina D.
Fuentes de vitamina d