Por Silvana Brustia
El próximo sábado 27 de agosto a las 21 horas, se estrena en la Sala 2 del Teatro Circular de Montevideo, la obra Solo las chicas, una versión libre de Entre mujeres solas de Cesare Pavese, bajo la dramaturgia y dirección de Domenico Caperchione, a quien SHOP NEWS entrevistó para conocer detalles de la misma.
Elenco: Carla Moscatelli, Sofía Corso, Patricia Fry, Mariana Piven, Victoria F. Astorucci. / Diseño de vestuario: Mauricio Pera. / Diseño de escenografía: Guillermo Ifrán. / Diseño de iluminación: Martín Rodríguez. / Realización audiovisual: Germán Nocella, Tatiana Datz. / Diseño gráfico: Ajó Lastreto. / Fotografía: Gonzalo Nogueira. / Gestión de prensa: María Eugenia Viera. Asistencia de dirección: Rocío Pose. / Producción ejecutiva: Miriam Pelegrinetti. / Dirección y dramaturgia: Domenico Caperchione. Compañía: Los Cronopios Teatro.
A través de Solo las chicas, Cesare Pavese, una de las voces más relevantes del siglo XX, aún nos interpela. Cinco actrices ponen en escena dos historias, una de ellas es una nouvelle del escritor piamontés, que fue llevada al cine por Michelangelo Antonioni, la otra, una historia de dos mujeres de generaciones bien distintas. Montevideo, la actual y la de los años 80, en su retorno a la democracia, es el marco de ambas historias. En Entre mujeres solas de 1949 realiza un retrato realista de algunas de las mujeres de su entorno y de su época, sobre todo de Clelia y Cristina. Tal vez Pavese, emulando a Flaubert, podría haber dicho: «Clelia soy yo», o incluso «Cristina soy yo». Ambas podrían ser las dos caras de una misma moneda, las dos caras de un pilar de la literatura italiana.
-Durante dos años trabajamos con las actrices Mariana Piven y Victoria F. Astorucci en una investigación sobre la vida y obra de una poeta norteamericana, porque ganamos la convocatoria de la “Narrativa a la escena” del INAE. Fue tan linda la experiencia de trabajar en equipo que queríamos seguir haciéndolo. Así que durante la pandemia, busqué textos para llevar a escena y en un momento, recuerdo que volví a ver la película “Las amigas” dirigida por Michelangelo Antonioni que es una adaptación de la novela Entre mujeres solas de Cesare Pavese, uno de mis escritores italianos preferidos. Eso me hizo releer la novela y decidí llevarla a escena, ya que la literatura de Pavese me moviliza mucho, porque tiene que ver con la vida del inmigrante italiano, del trabajador de la tierra, dado que nació en un pueblo pequeño del Piamonte, pasó allí su infancia y en su literatura siempre está el contraste entre el campo y la ciudad. Algo que está en mis raíces, ya que mi padre y toda su familia son italianos. Emigraron a Uruguay en 1950 pero manteniendo toda su cultura, la cual me transmitieron. Por lo tanto tengo la “italianidad” a flor de piel, me siento italiano también, no solo uruguayo.
Para mí es muy emocionante poder llevar al teatro a este autor que tanto me gusta y tanto placer me ha dado al leerlo, tiene una gran sensibilidad, y mucha capacidad de observación. Es un pilar de la literatura italiana del siglo XX.
-Es una versión libre. Realicé una dramaturgia, la cual pensé mucho, sobre todo cómo hacer para llevarla a escena. Fue un proceso largo y beneficioso porque cuando empezaron los ensayos ya teníamos una muy buena base. Obviamente que lo que se va a ver en el espectáculo no es tal cual la imaginé, porque evolucionó, ya que las actrices son también un motor creativo.
-Venía trabajando con monólogos, con una actriz o un actor, aunque en la última obra que dirigí: Devenir Felisberto de Felisberto Hernández había una interacción.
De todas formas, esta obra es un gran salto, para el cual ya me sentía preparado. Además, trabajaba en monólogos porque me parecía más práctico, más fácil, incluso a la hora de coordinar horarios. Pero luego descubrí que no era cierto, que es mucho más difícil porque al ser uno solo actor o actriz, tiene todo el espectáculo en sus hombros. Los monólogos fueron realmente un gran aprendizaje.
-Para la dramaturgia fui tomando escenas o aspectos de la novela que me parecían actuales. Hay que tener en cuenta que se trata de una obra que se publicó en el año 1949, la cual en verdad es un tríptico. El libro se llama El bello verano”, que incluye 3 novelas cortas. Una de ellas es Entre mujeres solas.
Aquí, en este proceso creativo, dar el paso hacia mi parte italiana me seducía mucho, porque uno lleva a escena cosas que tienen que ver con uno. Por otro lado tiene que ver directamente con las mujeres. Pavese se pone en la cabeza de estas cinco mujeres y realmente es muy verosímil todo ya que es sumamente actual.
Confieso que cuando vi la película de Antonioni me pregunté si podía llevarla a la actualidad, pero cuando releí el texto vi que sí, que lamentablemente muchas cosas que padecen las mujeres de la obra en 1949 o de 1955, -que fue cuando se lanzó la película-, son totalmente vigentes. Sobre todo, lo que tiene que ver con la problemática de la mujer en cuanto a su lugar en la sociedad, como es considerada y tratada.
Para el proceso creativo tomé como puntos de referencia la obra de Pavese y la película de Antonioni. De la película hay quizás algunos guiños y algunos pasajes se desprenden de ahí. Igualmente nuestra versión se aleja de la Antonioni que es una versión bastante reduccionista y con la mentalidad de la época, poniendo a la mujer en un lugar poco favorable, dado que pone énfasis en aspectos que se desprenden de una mirada típica del patriarcado. Mi versión toma más aspectos de la novela.
Asimismo, una de las cosas que me planteé desde el principio es que las actrices también tenían que desempeñar los roles masculinos, lo cual fue todo un desafío y es uno de los atractivos de la propuesta.
Además, esa decisión a nivel escénico genera elementos muy interesantes y preguntas que cada espectador se las hará. Pone por supuesto en la tapa del libro el género. Eso lo imaginé desde el vamos y luego vimos la forma de llevarlo a escena.
¿Cómo lograste la adaptación de época ya que tu versión está ubicada en los 80’ y en la actualidad? ¿Por qué justo marcar esa vuelta a la democracia?
-La ubiqué en los años 80, en lugar de la posguerra de Pavese. Luego Torino es la ciudad en que el autor ambienta la novela, la nuestra Montevideo.
Cuando comienza la novela, el autor describe de entrada las ruinas de la ciudad en posguerra, lo cual fue muy sencillo relacionar con las ruinas que dejó la dictadura en nuestro país. Si bien era otro tipo de miseria y destrucción, era un país que estaba intentado reconstruirse. Era algo lineal, natural, que me llevó directamente a los años 80’, donde yo era un niño, por lo que la dictadura para mí, era algo bastante abstracto. Pero me pareció interesante colocar la obra en ese momento porque salíamos justamente de una situación que era crítica, grave, dolorosa, “en ruinas”.
Aparte, elegí que fuera en los años 80’ y no en el 2022, para mantener la distancia porque creo que desde lejos el espectador se puede reconocer mucho más. Y cuando hay una perspectiva también.
Por otro lado, hay también otra historia de la actualidad de una mujer de 50 años y otra de 25 años que se conocen fortuitamente y se genera un vínculo. Pero, ahí hay un paralelismo de las cinco mujeres de Pavese y de esas dos mujeres uruguayas que viven en la actualidad.
¿Cómo son “las mujeres” de Caperchione en esta versión libre?
-Son mujeres de los años 80, cuatro de las cinco son de clase social alta. La protagonista sale de un barrio pobre, se hace sola, llega a tener éxito y se empieza a relacionar con gente de clase alta porque va a poner un negocio en la ciudad.
Con las actrices Mariana Piven y Victoria F. Astorucci, -como te comenté-, ya había trabajado. Para el rol de la protagonista que era una mujer de más edad que todas las demás, y que está todo el tiempo en escena, que tiene toda la obra en sus hombros, sabía que tenía que ser una actriz con mucha trayectoria y muy talentosa. Enseguida pensé en Carla Moscatelli, de quien había visto trabajos impresionantes. Las otras actrices que son todas excelentes y muy talentosas también.
A Sofía Corso, que es la más joven, ya fue asistente de mi obra anterior y la convoqué para probar. Funcionó tan bien que termina siendo una más de las protagonistas. Una actriz con muchísima sensibilidad y talento como todas las demás.
Luego está Pato Fry, quien ya había hecho un casting para una de mis obras, pero que por horarios no pudimos concretar, por lo que me quedo en mente trabajar con ella, así que la convoqué. De este modo se generó el equipo, se llevan muy bien y se refleja en escena. Hace una diferencia muy grande la interacción lograda.
¿Cómo fue el trabajo en los ensayos?
-Fueron seis o siete meses muy intensos, realizando ensayos parciales cuando se podía y agregando días los fines de semanas. En verdad fue muy fructífero. La obra creció mucho.
¿Cuáles fueron las líneas de trabajo? ¿Sos de dar libertad a los actores? ¿Aceptas sus sugerencias?
-Todos creamos desde nuestros roles. Es un ida y vuelta. Nos motivamos mutuamente. Soy de escuchar, y además todos proponemos. Luego está en mí decidir y elegir porque soy la mirada externa y el que tiene la concepción más amplia porque fue el que lo concebí y estoy “fuera” de la escena. Pero la verdad, me sorprendieron. Una cosa es lo que uno se imagina y otra a lo que llegamos con su aporte.
¿Cuándo sentiste que las actrices tenían los roles?
-Al principio probé a las actrices en distintos roles para ver cual le iba mejor a cada una, así que me tomé mi tempo para hacer el reparto. Aunque Carla Moscatelli siempre fue la protagonista y la única que no interpreta ningún personaje masculino.
Más allá que cada espectador sacará sus propias conclusiones, ¿cuál es el mensaje en general que querés transmitir con esta obra?
-Justamente, lo que me interesa es que cada espectador saque sus propias conclusiones. Me gustam los espectáculos en los cuales el espectador sale con más dudas que certezas.
¿De qué manera pensás que influyó tu actividad teatral anterior con otros elencos en tu forma de trabajo actual? ¿Qué te quedó de ellas?
–Me quedó todo. Todas mis experiencias han sido muy valiosas. Desde el minuto cero que me dediqué a esto aprendí de los demás. Es un trabajo colectivo y es un arte muy complejo porque convergen muchas disciplinas. Aprendí de todos mis compañeros, colegas, maestros.
En mi caso al principio, estaba tan abocado a ser actor que ni cuenta me daba de la capacidad de dirigir que tenía. Fueron Nelly Goitiño y María Azambuya, -mis maestras cuando hice la carrera en el teatro El Galpón-, quienes vieron ese potencial y me lo dijeron. Hoy, me centro en la dirección, estoy focalizado en eso, me apasiona y no me veo sin hacerlo. El teatro es una parte fundamental de mi vida.
Localidades: en venta por TickAntel. Funciones: sábados – 21 horas / domingos 19:30 horas.
Teatro Circular de Montevideo. Sala 2. Dirección: Avda. Gral Rondeau 1388. Tel.: 2901. 59.52