

Entre viñedos ancestrales y bodegas de vanguardia, la ciudad china de Yantai fue sede, del 2 al 5 de julio, de la Cumbre Global de Enoturismo, un espacio de intercambio entre culturas, territorios y modelos de desarrollo vitivinícola. Allí, Uruguay dijo presente a través del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INAVI), reafirmando su lugar como destino emergente del turismo del vino.
La presencia uruguaya no pasó desapercibida. Con una delegación liderada por Paula Vila, jefa de Enoturismo del INAVI, el país se integró a un diálogo que puso en el centro temas como la sostenibilidad, la innovación en experiencias turísticas y la conexión entre vino, cultura y territorio. La participación uruguaya incluyó la presentación del Plan Estratégico de Enoturismo, destacando el valor de la colaboración público-privada para posicionar propuestas auténticas y ligadas al paisaje productivo nacional.
Reconocida como uno de los grandes centros vitivinícolas de China, Yantai ofreció el entorno ideal para la reflexión colectiva. El evento combinó conferencias magistrales, mesas redondas, visitas técnicas a bodegas y múltiples instancias de networking. Delegaciones de países como Argentina, Chile, México, España, Portugal, Armenia, Grecia y Rusia compartieron sus visiones y desafíos en torno al desarrollo del enoturismo.
“La identidad del vino uruguayo y su anclaje en el territorio fueron ejes centrales de nuestra presentación. El turismo del vino en Uruguay no es un producto aislado, es una experiencia cultural que involucra a comunidades locales, historia y sostenibilidad. Esta cumbre nos permitió posicionarnos internacionalmente con una voz propia y abrir nuevas puertas de cooperación”, afirmó Paula Vila.
La cumbre también sirvió para evocar la primera edición del evento, celebrada en 2024 en el Enjoy Punta del Este, donde Uruguay fue sede y anfitrión. Esa experiencia pionera fue destacada por varias delegaciones como ejemplo de hospitalidad, organización y visión estratégica.
En 2026, el testigo pasará a la región portuguesa de Alentejo, que ya fue anunciada como la próxima anfitriona del encuentro.
Además del contenido técnico, los asistentes destacaron la calidez de la cultura anfitriona, la gastronomía local y la riqueza simbólica del territorio chino. La vivencia no solo sirvió para intercambiar experiencias, sino también para fortalecer la visión global compartida del enoturismo como motor de desarrollo sostenible.
Con esta participación, Uruguay afianza su presencia internacional en el mundo del vino, promoviendo no solo su producto, sino su forma de vivirlo y compartirlo.