*Por Lic. Marina Goffer
Llegó diciembre y con él, fin de año. Mes esperado, mes de fiestas, de arbolito de navidad, de aguinaldos, de licencias. Reuniones, despedidas, regalos, comidas ricas… y, sobre todo, las grandes cenas familiares… para algunos, esperados. Para otros, una sensación de congoja, de pesadumbre, de algo que aplasta, que ni se espera ni se desea.
La cultura, que nos atraviesa sin darnos cuenta, invisible aunque efectiva, propone, o mejor dicho, obliga a pasarlo bien, a ser felices, porque es LA fiesta de la familia, del amor, de la amistad, sin trabaspersonales. Se ensalzan conceptos morales, éticos y sobre todo, religiosos.
Sin embargo eso tan anhelado por la civilización occidental, no es fácil de lograr. La vida presenta escenarios que muchas veces desbordan esos objetivos tan esperados.
¿En qué entorno no falta un ser querido cuya silla vacía es ocupada por otra persona? ¿O la noticia de amigos y/o familiares entrañables que están enfermos, o pasando dificultades? ¿En qué familia no ocurren enojos y ofensas por malos entendidos, o a partir de realidades oscuras, causando un dolor difícil de manejar? ¿Cómo se hace para sonreír en esas condiciones? Cuántos hermanos, cuñados, padres e hijos, o matrimonios, sufren y se desgastan por peleas intestinas. Y ni que decir de los que les toca estar solos, porque la vida se les dio así, o por cuestiones circunstanciales. Y los adolescentes y jóvenes que quieren volar, desde sus diversas acepciones. A los que se fueron del país, y a los que estando cerca les aburren esas cenas eternas, yquieren encontrarse con sus pares y romper la noche, como suelen decir.
Cada uno elige, si es que puede, cuál es su mejor manera de pasar estas fechas.
No es lo mismo estar solo que sentirse solo. Solos nacemos, sufrimos, y disfrutamos de nuestros logros. Es la ley de la vida. Nos pueden acompañar, pero la vivencia es personal. Sentirse solo, es un desgarramiento, una de las sensaciones más terribles.
¡ENAMORÁNDOSE!
Si, enamorándose de la vida, encontrando una pasión, algo que nos llene la cabeza y el ánimo. Un imán hacia el placer. Hay tantas cosas interesantes para aprender y ejercer. Estudiar al que le guste, sin ese pretexto de que: soy grande, ya no… o para qué. Para saber, entender, vibrar. Para sentirse metido en el mundo y en la vida. Deportes, cine, cocina, fotografía… infinidad de temas que pueden darnos ese incentivo de estar animados y ocupados.
Y en las noches específicas de encuentros, entre multiudes, o en pequeñísimos grupos, es útil estar en movimiento. Cocinar, poner la mesa, llevar y traer lo necesario… hacer, armar juegos, canciones, o lo que se les pueda ocurrir en ese entorno familiar alrededor de la mesa festiva. Toda situación tiene su parte loable, buena, divertida. El secreto está en buscar y encontrar esa brecha, ese perfil…
*Psicóloga, Psicoterapeuta, Postgrado en vínculos.
Mail: mgoffer@adinet.com.uy / marinagoffer@gmail.com
FB: Marina Goffer
Instagram: @marinagoffer