*Por Juan Sebastián Vázquez
Queremos aprovechar este espacio, como lo hacemos habitualmente, para intentar brindar información útil sobre el vino uruguayo. En esta oportunidad nos vamos a referir a un tema del que se habla poco y creemos importante. La principal presentación de un vino es su etiqueta. En consecuencia, vamos a precisar el rol que juegan los datos que en ella aparecen y también aquello que no aporta al consumidor a la hora de decidir sobre la compra.
En ocasiones se confunde con la marca que figura como nombre destacado en la etiqueta frontal. En realidad, los datos del establecimiento suelen aparecer al dorso de la botella, en la etiqueta secundaria, en caso que la haya. Es necesario detallar razón social, número de cliente de I.NA.VI. (Instituto Nacional de la Vitivinicultura) y dirección del elaborador. Para el consumidor es bueno saber dónde se confeccionó el producto que va a comprar.
Cuando el vino en cuestión es de calidad preferente, o sea V.C.P., no alcanza solamente con la estampilla redonda que se adhiere a la botella. Es obligatorio hacer la aclaración en cualquier etiqueta que posea la botella. Lo mismo sucede con el volumen de líquido dentro y la graduación alcohólica. Incluso estos datos tienen que ser impresos en un tamaño de letra mínimo, para ser legibles. Curiosamente, el dato más importante sería la categorización del vino que diferencia un vino de mesa de un vino fino.
Es también imperativo aclarar el tipo de vinificación, es decir blanco, tinto, espumoso, etc., así como la o las variedades de uva utilizadas para la elaboración de dicho vino. Esta es quizás la información obligatoria más importante en una etiqueta. Saber si el vino es varietal -que se hizo con al menos un 85% de una variedad- o si es un corte de variedades. Si es un espumoso natural, por ejemplo, puede ser seco o dulce, pasando por distintas categorizaciones, como Brut Nature, Extra Brut o Demi Sec.
Así como vimos que algunas aclaraciones son excluyentes en una etiqueta, es bueno saber que hay ciertas nomenclaturas que no son necesarias y muchas veces confusas. El organismo de contralor no regula por ejemplo la información subjetiva y eso supone un riesgo. El hecho de que en una etiqueta aparezca el término “reserva” no es sinónimo de crianza en barricas de roble y realmente genera una expectativa. Es una de esas lagunas que deberían de ser revisadas.
*Técnico en Gastronomía / Director Grupo Racimos / Director de ITHU Politécnico de Montevideo
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