

El Estado invirtió más de 32 millones de dólares en una estancia en Florida. ¿Cómo se hará productiva? ¿Qué modelo se aplicará? ¿Quiénes serán los beneficiarios? Las preguntas se acumulan, aportando en la investigación posibles respuestas.
La compra de una estancia de 4.404 hectáreas por parte del Instituto Nacional de Colonización (INC) reavivó un antiguo debate sobre el rol del Estado en la dinamización del medio rural. La operación, realizada por más de 32 millones de dólares, ha despertado reacciones diversas: algunos sectores la celebran como una decisión estratégica para fomentar el desarrollo lechero, mientras que otros cuestionan el alto precio pagado y la falta de detalles sobre su futura implementación.
Lo cierto es que más allá de la polémica inmediata, el caso ofrece una oportunidad inédita para investigar cómo un modelo de explotación cooperativa podría transformar no solo la producción lechera en Uruguay, sino también las condiciones de vida en el campo.
¿Y ahora qué sigue?
El campo está comprado, pero aún no se ha anunciado cómo se activará su uso productivo. No hay una convocatoria pública, ni se conocen criterios para seleccionar a los futuros beneficiarios. La planificación del proyecto, tanto en su dimensión productiva como social, es clave para que esta inversión estatal no quede estancada. Se espera que el INC y los organismos vinculados definan con claridad los pasos a seguir: desde el modelo de gestión que se aplicará hasta las obras de infraestructura necesarias para hacer viable la radicación de familias y el inicio de actividades. La transición entre la compra del predio y su transformación en un espacio productivo sigue siendo, por ahora, un punto en suspenso.
El precio de la estancia encendió alarmas. Mientras que el promedio nacional por hectárea ronda los 3.910 dólares, y los campos similares en la zona se cotizan en torno a 4.500, el monto pagado por el INC se sitúa bastante por encima. La Asociación Rural del Uruguay criticó duramente la operación, calificándola de “desproporcionada”, y diversos sectores de la oposición pidieron explicaciones al Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca.
Desde el INC, en cambio, sostienen que se trata de una inversión estratégica, y que la estancia adquirida “no solo es tierra: es potencial instalado”. A las 1.000 hectáreas con riego propio se suman instalaciones existentes, reservas de agua, buena conectividad y un ecosistema productivo consolidado en la región.
Un predio estratégico, una iniciativa incierta
Hoy, muchos de los predios ya existentes bajo la administración del INC enfrentan problemas estructurales: caminos de acceso en mal estado, baja inversión en infraestructura productiva, falta de acompañamiento técnico y escaso seguimiento de los procesos de radicación. Por eso, para que esta estancia no se convierta en un nuevo «elefante blanco», será necesario implementar una estrategia diferente.

Una explotación colectiva con autonomía familiar
La idea que toma forma entre técnicos y planificadores es organizar la estancia en base a un modelo mixto: cada productor trabajaría su propia parcela y rodeo, pero compartiendo infraestructura, equipamiento, asistencia técnica y logística de comercialización. Esta forma de cooperación permitiría aprovechar economías de escala sin perder la autonomía individual de cada familia.
El modelo se inspira en experiencias exitosas de explotaciones comunitarias en diversos países. En la India, cooperativas como Verka han transformado la vida de miles de pequeños productores mediante centros de acopio, asistencia veterinaria y valor agregado. En Etiopía, uniones de cafetaleros lograron exportar directamente y distribuir dividendos comunitarios. En Japón, asociaciones de consumo y producción articulan desde lo local. Cada uno, con sus fortalezas y debilidades, ofrece pistas sobre cómo podría estructurarse una experiencia uruguaya.
Una explotación colectiva con autonomía familiar
La idea que toma forma entre técnicos y planificadores es organizar la estancia en base a un modelo mixto: cada productor trabajaría su propia parcela y rodeo, pero compartiendo infraestructura, equipamiento, asistencia técnica y logística de comercialización. Esta forma de cooperación permitiría aprovechar economías de escala sin perder la autonomía individual de cada familia.
El modelo se inspira en experiencias exitosas de explotaciones comunitarias en diversos países. En la India, cooperativas como Verka han transformado la vida de miles de pequeños productores mediante centros de acopio, asistencia veterinaria y valor agregado. En Etiopía, uniones de cafetaleros lograron exportar directamente y distribuir dividendos comunitarios. En Japón, asociaciones de consumo y producción articulan desde lo local. Cada uno, con sus fortalezas y debilidades, ofrece pistas sobre cómo podría estructurarse una experiencia uruguaya.
Cuánto cuesta empezar: una radiografía financiera
Un proyecto lechero de mediana escala con 1.000 vacas requiere una inversión inicial cercana a los 4,1 millones de dólares, distribuidos de la siguiente manera:
| Concepto | Monto estimado (USD) |
|---|---|
| Compra de ganado (1.000 vacas) | 2.000.000 |
| Equipamiento y maquinaria | 1.300.000 |
| Infraestructura (galpones, corrales, etc) | 300.000 |
| Alimentación inicial | 400.000 |
| Capacitación, licencias, marketing | 100.000 |
| Total estimado | 4.100.000 |
Fuentes: estimaciones basadas en precios promedios del mercado ganadero nacional (Datos INALE 2023), catálogos de maquinaria agropecuaria y costos relevados por técnicos del Instituto Nacional de la Leche y del Plan Agropecuario.
Inversión estatal proyectada a 5 años
A estos costos iniciales debe sumarse una inversión estructural y de acompañamiento por parte del Estado para asegurar la radicación efectiva y sostenible de al menos 30 familias productoras:
| Concepto | Inversión estimada (USD) |
| Infraestructura habitacional (30 viviendas) | 2.400.000 |
| Escuela rural y centro de salud | 1.000.000 |
| Redes de agua potable, energía y conectividad | 600.000 |
| Infraestructura vial interna y acceso | 1.200.000 |
| Transporte, servicios comunitarios, otros | 800.000 |
| Asistencia técnica y seguimiento (5 años) | 1.500.000 |
| Total inversión estatal estimada (5 años) | 7.500.000 |
Fuentes: estimaciones de costos de vivienda rural (MEVIR), infraestructura social básica según datos de OPP, MIDES y Dirección de Arquitectura del Ministerio de Educación y Cultura. Montos proyectados por analistas del sector público y académico consultados.
Más allá de las vacas: el entorno como clave del éxito
Para que las familias puedan instalarse de forma estable, el predio necesita una inversión social complementaria. Será imprescindible construir viviendas adecuadas, garantizar servicios de agua potable, energía eléctrica y conectividad digital, y proyectar una escuela rural de ciclo completo. También deberán preverse un centro de salud primaria, espacios comunitarios, movilidad y acceso a servicios públicos. Sin este andamiaje, el esfuerzo productivo estará condenado a la fragilidad.
Faltan definiciones: convocatorias, criterios y gestión
Hasta el momento, el INC no ha informado cuál será el mecanismo para seleccionar a los nuevos colonos ni cómo se estructurará la gestión productiva. Tampoco se conocen los perfiles buscados, si se priorizará la experiencia previa en ganadería, la capacidad organizativa, o si se articulará con cooperativas existentes. La falta de planificación visible y la opacidad en la ejecución alimentan las dudas sobre la viabilidad del proyecto.
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