

Desde hace tiempo, el turismo en Uruguay mantiene un ritmo de crecimiento que refuerza su rol como motor de desarrollo económico y social. Solo en el segundo trimestre de 2025, entre abril y junio, cerca de 690 000 visitantes arribaron al país, generando alrededor de 310 millones de dólares en ingresos turísticos. Estas cifras ratifican la solidez del sector, aunque revelan matices que invitan a ajustar estrategias y diversificar la oferta.

Calidad de la experiencia en el litoral termal
En ese mismo período, el litoral termal recibió casi 112 000 turistas, apenas unos pocos miles menos que en abril–junio de 2024, según datos del Ministerio de Turismo. La estadía promedio se mantuvo en 4 días, un indicador alentador que demuestra el atractivo sostenido de las aguas termales y los servicios complementarios. No obstante, el gasto total de los visitantes descendió de 21 millones de dólares en 2024 a 19,5 millones en 2025, lo que sugiere la necesidad de reforzar las experiencias —a través de paquetes temáticos, actividades bienales y propuestas de valor agregado— para incentivar un mayor consumo por turista.
Oportunidad de avistamiento en la península
Paralelamente al termalismo, la península de Punta del Este ha registrado una llegada temprana de ballenas francas durante la temporada de invierno y principios de primavera. Habitualmente asociada a la observación de estos cetáceos entre fines de agosto y noviembre, el arribo anticipado de varios ejemplares ya en agosto ofrece una ventana única para integrar avistamiento de fauna marina con la tradicional oferta de sol y arena. Esta conjunción potencia el atractivo de la península: tras la inmersión termal o una jornada de relax en las costas, los visitantes pueden disfrutar de recorridos náuticos para descubrir de cerca la poderosa presencia de las ballenas, reforzando la propuesta de turismo sostenible y de naturaleza.
Hacia una oferta más diversa
Frente a estos escenarios, resulta imperativo que prestadores, municipios y agencias de viaje colaboren en la creación de circuitos que combinen bienestares termales, avistamiento de fauna y gastronomía local. El desafío consiste en elaborar productos turísticos integrados que prolonguen la estadía, aumenten el gasto promedio y distribuyan el flujo de visitantes más allá de los destinos consolidados. Además, incorporar tecnologías de inteligencia de mercado y comunicación digital permitirá segmentar la oferta, dirigirse a nichos interesados en ecoturismo y maximizar la difusión de experiencias auténticas.
Con estos ajustes, el litoral termal y la península de Punta del Este no solo consolidarán su liderazgo en el mapa turístico nacional, sino que podrán transformar cada visita en una vivencia inolvidable que combine salud, naturaleza y emoción.
