por Juan Sebastián Vázquez*
Uruguay tiene una vasta tradición vitivinícola que data de hace más de 150 años. Familias con raíces europeas que migraron a nuestro país fueron introduciendo la cultura del vino en distintos puntos del territorio nacional. La familia Lahusen en el Departamento de Colonia, Pascual Harriague en Salto y Francisco Vidiella en Canelones, entre los más renombrados. La producción se fue extendiendo hacia distintas partes del país y con la expansión ulterior, se formaron las regiones vitivinícolas.
El desarrollo del enoturismo (turismo de vino) tuvo sus comienzos entre finales del Siglo XX y principios del actual. Hoy en día se ha convertido en una rama muy próspera del rubro y cada vez son más los visitantes que llegan con intenciones de conocer bodegas.
Asimismo, los establecimientos han ido mejorando sustancialmente sus servicios e instalaciones, para recibir a los turistas y ofrecerles un servicio de calidad.
Existe un buen número de regiones divididas geográficamente; incluso alguna de estas ya posee un circuito turístico comúnmente conocido con el nombre de “ruta del vino”. Principalmente, al Sur del país es donde podemos localizar las regiones con mayor volumen de establecimientos, y por ende, se han desarrollado los primeros circuitos. Estas son tres: Litoral Sur, Sur y Oceánica.
No obstante, hay varias locaciones poco desarrolladas en el ámbito enoturístico. En el Departamento de San José se ubican numerosas bodegas, así como también al Norte y Noroeste de la República.
Aún hay mucho territorio vitivinícola por descubrir…
*Técnico en Gastronomía / Director Grupo Racimos / Director de ITHU Politécnico de Montevideo