Durante el primer fin de semana 1 y 2 de octubre de 2022, se celebrará la vigesimoctava propuesta del Día de Patrimonio. En esta 28ª edición se homenajeará a Concepción Matilde Zorrilla de San Martín Muñoz (1922-2014), conocida como China Zorrilla. Con motivo de éste evento, SHOP NEWS se adelanta a presentarte a su primo hermano, el pintor uruguayo Juan Carlos Montero Zorrilla (1912-1994). Una familia como pocas que ha engendrado tantas personalidades dentro del arte y la cultura de nuestra nación.
El autor nace en Montevideo el 21 de febrero de 1912. Desde niño se interesa por la pintura y es estimulado en su vocación artística por su tío, el pintor Pedro Zorrilla de San Martin, quien lo vincula a los talleres de la época.
En 1927 comienza a pintar como autodidacta. Ya en 1932 se incorpora al Círculo de Bellas Artes de Montevideo. En 1933 realiza su primera muestra de pintura en el Club Católico de Montevideo. Durante 1938 se presenta al Salón Nacional de Bellas Artes, donde obtiene menciones y premios en los años 1939, 1940, 1943, 1945, 1947, 1950, 1951, 1961 y en 1964 concursa por última vez.
En 1940 concurre a la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad del Trabajo del Uruguay, donde realiza un curso de dibujo bajo la dirección de Manuel Rosé. Ya en 1942 frecuenta el taller de Torres García y estudia bajo la dirección del Maestro. Durante 1942 expone en el Salón Municipal de Artes Plásticas de Montevideo, donde le adquieren obras en los años 1942 y 1946. En 1950 es premiado en el Primer Salón del Litoral de Salto. De 1934 a 1956 realiza distintas muestras personales y colectivas en Montevideo y en diversas localidades del interior de Uruguay. En 1957 se presenta junto a su señora Camila de la Bandera, en el Salón del Grupo “ERATO”.
En 1962 expone en el Salón del Subte Municipal de Montevideo y en 1965 realiza su exposición en el Club Neptuno junto a los artistas uruguayos Sarthou, Pariente Amaro, Lupi y el pintor argentino Rizzú.
Para el año 1966 exhibe el retrato de su tío Pedro Zorrilla de San Martin, pintado en 1927, en el Museo Nacional de Artes Plásticas sobre “El Retrato en la Pintura Uruguaya”. Además expone diez óleos en el InterAmerican Defense College de Washington DC, USA, junto a sus colegas y compatriotas Mario Pariente Amaro, Horacio Roldan Germait.
En 1970 por primera vez expone la “Serie de Carruajes” en el Salón de Amigos del Arte de Montevideo, presentado por el Profesor Guido Castillo. Y en 1972 se presenta en la Asociación Cristiana de Jóvenes exponiendo junto a su señora Camila de la Bandera. En 1975 también expone junto a su esposa, en el Instituto Uruguayo Brasileño y tene su exposición en “El Taller” Galería del Artista Zina Fernández, presentado por Luis Bausero. En 1977 viaja a Europa y en Barcelona participa en exposiciones colectivas. Ya en 1980 expone en el Salón de Pintura organizado por la Embajada de España. En 1988, en Girona (España), expone en la Fundación Font Picant, obras pintadas en su estadía. Y en 1994, durante el mes de abril, realiza una muestra retrospectiva en el Museo del Gaucho y la Moneda del Banco República en Montevideo. Ese mismo año, el 11 de agosto, fallece en Montevideo.
Pintó durante toda su vida y en Pinares de Maldonado donde tenía su atelier “La Linterna “, produjo muy buena obra. En los últimos años de su vida dejó muchos paisajes de Florianópolis (Brasil) como consecuencia de estadías en casa de su hijo Juan Pedro.
Figuran en el Museo Histórico Municipal de Montevideo, Museo del Banco República, Ministerio de Relaciones Exteriores, en el Senado del Uruguay, en colecciones privadas y en instituciones e intendencias del interior del país.
“Desde que tomó por primera vez los pinceles, se puso frente a la naturaleza a estudiarla con respeto religioso. Ha pintado siempre con humildad y con fervor, silenciosamente, siguiendo su estado interior irrenunciable…”
Ernesto Pinto – El Bien Público | Setiembre 1947.
“Estos carruajes tienen un halo misterioso y nos hablan de soledad y recuerdos. En ellos Montero Zorrilla, además de un sello propio, nos descubre una fina y profunda sensibilidad. Su pintura tiene magia y poesía”.
Guido Castillo – Amigos del Arte | 1970.
“Hago míos éstos conceptos de Guido mi padre, y en mi opinión no es exagerado hablar de “Los Carruajes de Montero” de la misma forma que lo hacemos al referirnos a “Los Candombes de Figari” o las “Lunas de Cúneo”. Sin duda estamos frente a la obra de un gran pintor, cuyo nombre se acrecentará con el tiempo”.
Fernando Castillo – Editor especialista en Arte.
“Las Carrozas de los Recuerdos de Montero Zorrilla mancha y estructura composiciones más abstractas cuando aplica sus pinceles a carrozas y cocheras; encuadra la visión en el marco del bastidor de modo fotográfico; este encuadre contrasta con la cualidad expresionista, desdibujada, libre al tiempo que estructurada, para sostener la idea como si los andamios fueran quitados y quedara la pintura. La fineza de color aparece cuando el pintor busca la tonalidad y la plasticidad, o cuando mancha en la pintura de la Coronilla para transmitir una naturaleza salvaje, no tocada por el hombre, apenas sugerida por el trazo del pintor en rasgos de fuerte contraste”.
Elisa Roubaud – El País | Abril 1994.
“La pintura de Montero, fácilmente reconocible, tiene los comienzos de las líneas figurativas de la época de su iniciación, animada después por destellos de modernidad, que dan la pauta de su presencia en la actualización permanente de las diversas etapas que han dado categoría al proceso del arte nacional. Buen dibujante, buen colorista, tiene en el arte del Uruguay un lugar de relevancia”.
Walter Laroche – El País | Diciembre 1994.
“La pintura de Montero Zorrilla revela esa solidez hoy ya perdida por las generaciones emergentes, en una temática paisajística de viejo cuño que en los años 40 prolonga el planismo y, en los sesenta, registra con mayor soltura y espontaneidad las antiguas carrozas y paisajes de intenso lirismo”.
Nelson Di Maggio – La República | Marzo 2009.
“El arte singular de Montero Zorrilla, nos revela un mundo de intensas vivencias, poesía y amor”.
Jorge Damiani – Montevideo | Octubre 2012.
“Como se ha señalado a propósito de esos trabajos, «su entrega, sensibilidad y amor por el oficio, dieron como resultado una rica y singular producción. Es curioso que su vocación se afirmara a través de sus ojos y dominara el oficio como lo hizo, ya que tenía dificultades de visión desde su nacimiento. Dejó una obra que, como el buen vino, madura por el solo hecho de reposar y se purifica con el paso del tiempo». Dado que Montero Zorrilla era un hombre particularmente retraído («se mantuvo alejado de los círculos mundanos, aunque no era huraño»), su obra tampoco alcanzó una gran divulgación, de manera que mostrarla equivale a remediar el escaso acceso que el público ha tenido a ella”.
Jorge Abondanza – El País | Noviembre 2012.
“La pintura de Montero, fácilmente reconocible, tiene los comienzos de las líneas figurativas de la época de su iniciación, animada después por destellos de modernidad, que dan la pauta de su presencia en la actualización permanente de las diversas etapas que han dado categoría al proceso del arte nacional.
Buen dibujante, buen colorista, tiene en el arte del Uruguay un lugar de relevancia”.
Walter Laroche – El País | Diciembre 1994.
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